Era un día tan caluroso en Cancún Florencia estaba hospedada cerca de los mejores lugares y centros de la Zona Hotelera, pero lo que no sabía Flor era si el calor que emanaba era por el clima o por sus hormonas. Sino buscaba pronto con quien desahogarse, reventaría, en sentido figurado obviamente, de igual forma estaba la forma de darse placer así misma, lo había hecho, pero no era lo mismo necesitaba un hombre, de carne de hueso, el cual tenga que satisfacer a su cuerpo por un tiempo definido. Después de la ruptura de su compromiso con él hombre que era supuestamente su alma gemela, no quería volver a enamorarse ya que ¡menuda alma gemela! engañarla con una mujer corriente en su cama, la que iban a compartir después de casados, pero eso termino y tenía que salir adelante como fuera.
Por eso su padre la había enviado a México, al hermoso Cancún una ciudad paradisíaca llena de colores y ¡hombres!, pero antes que todo estaba la empresa, la cadena de Graf* estaba en su apogeo en las campañas publicitarias y la entrada al mercado mexicano había sido una táctica muy inteligente por parte de su padre, solo había un inconveniente tendrían que competir con la compañía D&G de Federico Fritzenwalden, pero ese no era el mayor de los problemas para Florencia Santillán, el problema era que ese tipo arrogante era uno de los trabajadores de Graf*, por no decir uno de los mejores, pero desde hace 5 años renuncio para emprenderse en su empresa, traicionando así a su padre.
Esa noche Federico no podía concentrase en la tremenda mulata que tenia a lado de su cama, habían flirteado en el Coco-Bongo, ella estaba con sus amigas, pero unos minutos después se acerco a la mesa donde estaba él para susurrarle al oído <<>>, salieron del antro entre risas para conseguirán taxi, y fue ahí donde la vio, no podía ser, ella la mujer que inundo su mente de sueños tan húmedos, que cada noche tenía una sesión en la bañera con agua fría, solo la presencia de ella lo hacia ponerse duro como una lanza, Florencia Santillán era la mujer más hermosa e inalcanzable, con una silueta como la misma diosa Venus, esta vez llevaba el cabello suelto y húmedo, sus rizos caían en sus hombros tapando parte de los hombros que dejaba al descubierto su vestido straple color cereza, ¡si esa mujer era una bomba sexual!, pero esa misma bomba estaba alejada de su camino, un pobre diablo como él no tenia derecho ni siquiera a verla, aunque ahora fuera un empresario con mucho dinero sus raíces siempre serán las mismas.
Por eso su padre la había enviado a México, al hermoso Cancún una ciudad paradisíaca llena de colores y ¡hombres!, pero antes que todo estaba la empresa, la cadena de Graf* estaba en su apogeo en las campañas publicitarias y la entrada al mercado mexicano había sido una táctica muy inteligente por parte de su padre, solo había un inconveniente tendrían que competir con la compañía D&G de Federico Fritzenwalden, pero ese no era el mayor de los problemas para Florencia Santillán, el problema era que ese tipo arrogante era uno de los trabajadores de Graf*, por no decir uno de los mejores, pero desde hace 5 años renuncio para emprenderse en su empresa, traicionando así a su padre.
Esa noche Federico no podía concentrase en la tremenda mulata que tenia a lado de su cama, habían flirteado en el Coco-Bongo, ella estaba con sus amigas, pero unos minutos después se acerco a la mesa donde estaba él para susurrarle al oído <<>>, salieron del antro entre risas para conseguirán taxi, y fue ahí donde la vio, no podía ser, ella la mujer que inundo su mente de sueños tan húmedos, que cada noche tenía una sesión en la bañera con agua fría, solo la presencia de ella lo hacia ponerse duro como una lanza, Florencia Santillán era la mujer más hermosa e inalcanzable, con una silueta como la misma diosa Venus, esta vez llevaba el cabello suelto y húmedo, sus rizos caían en sus hombros tapando parte de los hombros que dejaba al descubierto su vestido straple color cereza, ¡si esa mujer era una bomba sexual!, pero esa misma bomba estaba alejada de su camino, un pobre diablo como él no tenia derecho ni siquiera a verla, aunque ahora fuera un empresario con mucho dinero sus raíces siempre serán las mismas.
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