jueves, 2 de julio de 2009

Amor Cautivo capítulo IV

-Florencia- Gritaba una joven de unos escasos veinte años, con el pelo trenzado de tal forma que la manta que utilizaba en el cabello cubriera parte de su cabeza señalando así su doncellez y el bordado en formas de alianzas con narcisos dejaba ver que estaba en época de matrimoniarse.
-Liana- Florencia no pudo salir corriendo al encuentro de su hermana por su avanzado embarazo, pero cuando la sostuvo en sus brazos no pudo reprimir más sus sentimientos, y los sollozos de las dos se hicieron más fuertes.
-Cualquiera diría que no somos dignas del apellido Santillán si nos vieran berrear de esta forma- Las dos rieron por la ocurrencia de Lili y volvieron a abrazarse.
-Ahora si cuéntame, ¿tu esposo es el gallardo héroe que siempre soñaste? Mira que es muy buen mozo-
Florencia logró reprimir la mueca de desagrado por lo que había dicho su hermana, si era sincera consigo misma Federico era como siempre lo había soñado físicamente era fuerte, tenia los músculos donde tenía que haberlos, su cara era hermosa, con unos ojos color miel, su nariz era recta de esas que denotaban el carácter, pero siempre preferiría sus labios, esos labios deliciosos, con la que la besaba en todas partes, sobre todo en las noches de pasión desenfrenada, como le encantaban sus besos, siempre estaba sedienta de ellos, ¡sí! Federico era su Adonis, pero no su héroe, el alma su esposo estaba podrida, aunque no toda la culpa era de él, también de sus padres, nunca les perdonaría que la hayan vendido como si fuera un objeto, no un ser humano que sentía, que quería y que vivía.
La risa de Lili la saco de sus pensamientos.
-mmm… creo que por la sonrisa que tienes, y por el color escarlata de tus mejillas, tu esposo es mejor hombre de lo que imagine, dime ¿Cómo es en la cama?-
-Liliana Santillán- Florencia quedo atónita a su pregunta.
-Anda hermana quiero saber, sabes que madre nunca nos ha contado sobre lo que pasa entre un hombre y una mujer, si no fuera por Sandra que nos enseño como es que se les lamia …-
-Liliana para de una vez- Florencia estaba completamente roja
-jajá jajá hermana no me vengas con que te has convertido en puritana, recuerdo muy bien cierto día en el río cuando Sandra estaba tomando su dosis de placer de mujer con el mozo de la cuadrilla y tu ni si quiera parpadeabas-
-Liliana os juro que si no paras-
-jajá jajá te debes de ver hermana roja como la amapola, ¡que escándalo!-
-bueno ya vamos entrar-
-¿y me vas a contar? ¿verdad?-
-Lili, por favor primero desempacamos tus cosas, y después hablamos con más calma-
-Juro por Dios que ya tengo ganas de sentir lo que se siente tener a un hombre entre mis muslos-
Antes de que Florencia volviera reprimir a su hermana, la voz de un hombre procedente de la sala las interrumpió.
-Y para mi seria un placer enseñarle lo que un hombre puede hacer entre sus muslos-
Florencia no supo quien de las dos grito más fuerte, o si su grito fue por que las descubrieran hablando de sexo, o por que Matías se haya atrevido hacerle una proposición así a su hermana, ¡su madre la iba a matar!
-Creo señor Ripamontti, que usted no se debe de dirigir así a una dama, menos en mi casa y con mi hermana-
-Mis disculpas Señora, pero al saber que su hermana estaba buscando experiencia…-
La bofetada que sonó dentro de la sala, silencio todo.
-Señor creo que la conversación que tuve con mi hermana Florencia no es de su incumbencia, y nunca en mi vida, escúchelo bien, por que esto no lo repito, nunca en mi vida usted tendrá lugar en mi cama y mucho menos dentro de mis muslos.
Matías solo se reía, se veía hermosa así de enojada, talvez se paso con esa proposición pero desde que la vio salir del carruaje sintió un calor extenderse en su cuerpo que llegó a su entrepierna, la deseaba, y ella sería suya si o sí.

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