domingo, 12 de julio de 2009

Para siempre capítulo 1

…Y todo empezó esa noche, Florencia se enamoro perdidamente de Federico y ella pensaba que él también, pero después de 6 años de matrimonio todo se venia abajo, los pensamientos de Flor fueron interrumpidos en ese momento por el teléfono, levantándose del taburete donde estaba recostada fue a contestar:
-hola, habla Florencia Santillán-
-así que, ¿ya estas utilizando tu apellido de soltera?
Florencia conocía esa voz, era tan inigualable, esa voz ronca y sexy que muchas veces la llevo al éxtasis en esas noches de pasión y locura.
-¿necesitas algo?-
Flor no supo de donde saco tanta entereza, por dentro se estaba muriendo, pero nunca le demostraría tanta vulnerabilidad como el día en que la abandono.
-solo quería preguntar si te han llegado los pagares de tu manutención-
-te dije muy claro que no necesitaba de tus limosnas-
-no son limosnas, es algo que te toca por derecho-
-bueno pues no quiero ese derecho-
-no seas terca, Florencia- un Federico exasperado empezaba alzar la voz por el auricular
-¿para eso me hablaste? ¡Para regañarme!-
-quisiera invitarte a cenar, por los viejos tiempos-
Florencia se quedo petrificada en ese instante con el auricular pegado al oído, después de un momento en el cual recupero todo su sentido, una Flor entera y firme le contesto
-no creo que sea posible-
-tan rápido te conseguiste un sustituto-
Y eso fue lo que derramo la última gota de paciencia en Flor
-¡vete al diablo Federico! Y cree lo que quieras-
Flor no daba crédito a lo que le había insinuado Federico, como se atrevía. Al fin de cuentas si salía con alguien que más le daba a él, ella es la que le debería de gritar, interrogar si se la estaba pasando bien con su nueva amiguita. ¡Dios! Que dolor pero tenía que superarlo, no era la primera, ni la última mujer en el mundo que se divorciaría de su esposo.
¿Pero sería la primera en seguir enamorada de él aunque le haya hecho el peor de los daños? ¿O la primera en ocultar su embarazo para llevar los tramites mas rápidos?, pero aunque Federico no se mereciera tal noticia, al fin de cuentas era el papá… ¿Pero que iba hacer?
***
Dos semanas después de la llamada de Federico, Florencia estaba mas animosa, su embarazo esta bien, y aunque apenas estaba en el tercer mes ya en su mente estaba empezando a crearse una panza enorme donde pudiera posar su mano y acariciar suavemente a su retoño, él cual creo con mucho amor, al menos de su parte.
Instantáneamente se paro en seco al mirar una hermosa cuna como la había soñado anteriormente, también vio en el escaparate muchos de los accesorios que combinarían con esa hermoso mueble, sin ningún titubeo Florencia entro en la tienda decida a comprar ese sueño del que tanto tiempo estuvo apartada, después de que su ginecólogo le dijera que nunca podría tener bebes, que nunca podría sentir el milagro de vida en sus entrañas. Pero ahora iría gustosa con él y le mostraría lo equivocado que estaba.
Unas calles más alejadas alguien la estaba observando, mirándola con el ceño fruncido Federico se pregunto ¿Qué diablos hacia su mujer en una tienda de bebes?
Por lo general siempre que ellos pasaban juntos por el departamento de bebes en las tiendas ella salía corriendo, sabía de la esterilidad de su mujer pero aún así él la amaba, los hijos eran un plus para las parejas pero ella siempre se obsesiono por no poder tenerlos, por eso tuvo que buscar alivio en brazos de otra mujer, ese fue su gran error, ahora estaba realmente arrepentido.
No sabía como había pasado, esa noche acaba de pelearse con Florencia por el tema del bebé y salió de la casa a emborracharse, lo que no recordaba, es en que momento se fue con esa mujer la cual ni recordaba su nombre, después amaneció desnudo con ella a su lado, sintiéndose fatal se fue de ese departamento lo más rápido posible.
Al llegar a su casa Florencia estaba sentada en el sillón de siempre, ni siquiera se dirigió a él cuando le pregunto
-¿Dónde pasaste la noche?-
-por ahí-
-¡ah!-
-Flor, no quiero pelear hoy-
-¿quién es ella?-
Federico sintió como su corazón se aceleraba con cada respiración y sigilosamente pregunto.
-¿quién es quién?-
Como si la hubiera abofeteado, Florencia se paro y lo encaro
-ella, con la fulana que estuviste anoche, o que ahora no lo recuerdas, no puedo creer que me hayas esto Federico, yo te amaba, ¡pero tú!, ¡maldito seas! Esto nunca te lo perdonare, me entendiste, ¡quiero el divorcio! No quiero estar más a tu lado, me das asco.
Federico se quedo atónito con la muestra de rabia de su mujer, pero como diablos se entero de que el había pasado la noche con otra mujer, siempre que peleaban el se iba a la casa de su amigo Matías y nunca estaba ella tan alterada.
-¿Cómo te enteraste?-
-entonces ni siquiera lo vas a negar-
-¡no!-
Como pudo Florencia le contesto aunque el dolor cada vez era más insoportable.
-ayer te llame a tu celular, me contesto ella- y sin decir más se fue a su cuarto hacer las maletas, Federico se dejo caer en el sillón que estaba cerca de él con las manos en la cabeza, pensando de que forma podría enmendar su error.
***
Una Florencia más alegre y entusiasmada veía las cositas de bebés, desde la ropita hasta los pequeños adornos para los cuartos, una dependienta morena, alta, muy bonita y muy amable llamada Dalia le preguntaba si deseaba ver las fotos de exhibición para el decorado del cuarto, Florencia asintió y la siguió, enseguida iniciaron una animosa platica.
-¿es su primer bebé?-
-¡si!, se nota mucho- una Flor un poco apenada le contestaba
-¡oh no!, eso nos pasa a todas, yo tenia de esas playeras que decían “aquí hay un bebé” y apenas tenía dos meses de embarazo-
Las dos se empezaron a reír por la anécdota, dándole el libro para que Flor lo observara, Dalia la dejo para atender a otra compradora, la cuál ya tenía un embarazo más avanzado.
Estaba tan estupefacta en el libro que no se dio cuenta del hombre que estaba a su lado, solo por el olor a su colonia se dio cuenta de que Federico estaba sentado junto a ella, y decidió mejor no hacerle caso, hasta que él hablara. Pero sus gestos la delataban, sus manos temblaban más en cuanto cambiaban la página.
-veo que ya te diste cuenta de quién soy, o ¿vas a seguir fingiendo?-
-¡oh!- fingió sorpresa -¿Qué haces aquí? ¿No tienes que trabajar?- Florencia le mostro una de sus sonrisas más frías.
-se te olvida que hoy es sábado-
-bueno cuando estaba contigo, hasta esos días trabajabas-
Federico apretaba su mandíbula, para no gritarle ni hacer nada de lo que después se arrepentiría
-ya no lo hago-
-¡si!, creo que tu amiguita debe de obrar milagros, para que Federico Fritzenwalden no trabaje los fines de semana-
Sin hacer caso a su comentario, decidió preguntarle lo más obvio
– ¿y tú?-
-¡no! yo no trabajo los fines de semana-
-sabes que no me refiero a eso, ¿Qué haces aquí adentro?-
-¿Qué no puedo entrar? ¿Eres propietario de la tienda?-
Federico empezaba a enfurecerse cada vez más, Florencia lo podía ver en como apretaba los nudillos, pero no le iba a dar la satisfacción de ganar esta vez y como lo disfrutaba.
-contéstame lo que te pregunto, ¡maldita sea!-
Como por obra del espíritu santo llego la dependienta, con la mirada conspiradora y emocionada para preguntar si Federico era el papá, pero antes de que pudiera hablar, Florencia se paro y le dijo que después vendría con su amiga Clara para ver si le gustaba el cuarto para su bebé y antes de que Delia dijera algo más Flor salió de la tienda y pisándole los talones por detrás salió Federico.
-¿Clara esta embarazada? Matías no me dijo nada-
Florencia se maldijo en ese momento pero por estar tan nerviosa no se le ocurrió otro nombre.
-él no lo sabe-
-¿porqué no?-
-Clara le quiere dar la sorpresa- llegando a casa le hablaría a Clara para contarle todo lo sucedido, decidió Florencia mientras se encaminaba hacia su coche.
-bueno yo creo que le debe de decir, al fin de cuentas es un asunto de dos-
-eso es decisión de ella, y no te entrometas donde no te han llamado-
-Matías es mi amigo-
-y también el mío, pero es el deseo de Clara-
-tú no me ocultarías algo así ¿verdad?-
Flor se detuvo por un instante, pero recobro la cordura en un instante
-no, pero al fin es algo que nunca nos sucedió, ni nos sucederá-
-puede que sí- Federico se alzo de hombros como si no le diera mucha importancia al asunto
-los papeles del divorcio te deben llegar esta semana, espero que los firmes como me prometiste-
Como si le lanzaran una cubeta llena de agua fría Federico agarró a Florencia del hombro para darle la vuelta.
-te gusta herirme ¿verdad?, sabes donde apuñalar-
-no me vengas con sentimentalismo-
-¿nunca me vas a perdonar?-
-ya te he perdonado-
-pero no has olvidado-
-mira Fede…-
-así me decías cuando estábamos en la cama, te abrazabas a mí, y me suplicabas que no me saliera de ti, que aunque sea estuviera dentro de ti cinco minutos más, para después entregarnos con tanta pasión- los ojos color miel de su marido siempre la hipnotizaban como en ese momento, y con lo que le estaba diciendo, Flor evocaba en su mente imágenes muy sugerentes de ellos dos desnudos, sudando, compartiendo cuerpo y alma.
Su cuerpo se estremecía, y sin darse cuenta se estaban besando en medio de la calle, era un beso violento, hambriento, con desesperación y deseo acumulado por esos meses de abstinencia, pero a la vez tan dulce que Florencia sintió como sus lagrimas rodaban por su mejilla, tanto de anhelo como de furia al saber que no podía resistirse a su marido por más que quisiera odiarlo. Ella lo seguía amando y con ese pensamiento se separo de él.
-¡eres un maldito!, ¡no me vuelvas a tocar!- y con esas palabras se metió en su coche y se dirigió a su casa.

0 comentarios:

Blog Widget by LinkWithin
 

Escritora en Femenino Copyright © 2009 Girlymagz is Designed by Bie Girl Vector by Ipietoon