miércoles, 15 de julio de 2009

Para siempre capítulo 4

Llego el día de la fiesta más rápido de los que se imagino Florencia, pero ya no había marcha atrás, se lo prometió a su amiga, así que tenía que hacer a un lado sus problemas con Federico y no estropearle el día a su amiga.
Vestida y arreglada salió de su casa no sin antes mirar el basurero de la cocina para darse un poco más de fuerzas. Quería ser de las primeras en llegar por que así sería de las primeras en irse, aparte ese día no se sentía muy bien, tenia pequeños calambres en la parte de baja de su espalda, tal vez eran solo los nervios de volver a ver a su futuro ex-marido.
Clara salió a recibirla como siempre hacia y la llevo adentro para presentarle a Adrian, según su amiga un hombre muy trabajador y guapo; en ese momento sabía que su amiga quería actuar de Celestina pero lo que no sabía ella era que no quería volver a saber nada acerca de los hombres y sus dificultades, pero algo que debería aplaudir de su amiga era el buen gusto que tenía acerca de los hombres, Adrian no era para menos un hombre alto, moreno, con ojos de perdición color café oscuro casi negros y unos labios cincelados por los dioses…¡sí!...un adonis completo.
-mira Adrian, esta es mi amiga Florencia- le decía Clara mientras urgía a flor ponerse delante de ella.
-mucho gusto señorita- le decía con un acento que ella acertó a adivinar como castellano, y mientras le besaba la mano no despego los ojos de ella.
Flor con una risita de coquetería le dio las gracias e inmediatamente empezó una armoniosa conversación desde donde había nacido, hasta que era a lo que se dedicaba.
-Bueno naci en México, pero desde los diez años me fui a vivir a España, pero por azares del destino regrese y creo que tome una buena decisión ya que nunca pensé encontrar tan buena compañía- Florencia se sonrojo por esa galantería, pero se iba a dejar amedrentar por eso, conocía muy bien a los hombres de su corte, y ¡como no! Estaba casada con uno de ellos, algo tenia que aprender de eso.
-se ha puesto usted muy seria, la he importunado-
-¡oh no!, solo que estaba pensando en algo-
-¿o en alguien?-
-jajaja, ¡touche!-
-¿y?-
-¡oh! Perdón, estaba pensando en la primera vez que conoci a mi esposo-
La cara de Adrian no revelo su aturdimiento, pero sus ojos demostraban una gran sorpresa, ya que nunca se imagino que una mujer casada pusiera filtrear con él, ni él con ella.
-se lo que estas pensando, y déjame decirte que estas en lo incorrecto, mi esposo y yo llevamos varios meses separados y pronto firmaremos el divorcio-
-¡oh! Ya me habías asustado, yo creí que de un momento dado tu esposo vendría a romperme la cara-
-jajaja, no te preocupes, espero…- las palabras quedaron en su garganta cuando vio en la puerta de entrada a Federico, pero eso no hizo que su corazón latiera con tanta fuerza, sino el que se hubiera atrevido a traer a su amante, ¿por qué le hacia esto? ¿Cómo se atrevía? Casi todo el mundo sabía que estaban casados. Adrian al ver como Florencia se ponía blanca y callada la alejo de ahí ya que su mirada denotaba el dolor que estaba sintiendo por la pareja que acaba de llegar, dedujo que tal vez era ese su marido.
-te sientes bien- le dijo con toda la dulzura que pudo quitándole un mechon de la cara.
-s…i…mmm…sí, creo que si-
-es tu esposo ¿verdad?-
-futuro ex-esposo-
Y antes de que Adrian pudiera decir algo, llegó Clara con una cara de arrepentimiento.
-Perdóname, Flor, yo no sabía…Matías no me dijo…¡ay! No Flor por favor no llores-
-ya no puedo con esto, Clara, es tan duro-
-Adrian me puedes hacer un favor-
-Sí, claro- le decía un Adrian consternado por la reacción de Flor, eso quería decir que él no tendría ninguna oportunidad con ella, seguía amando a su esposo.
-te puedes llevar a Flor a mi cuarto, es el que esta a la izquierda subiendo las escaleras, en lo que yo voy por un té para que se calme-
Adrian asintió con la cabeza y abrazo a una Florencia adolorida, la cual agradeció por esa fuerza que le transmitían.
-vamos, Flor, necesitas respirar un poco- en lo que subían las escaleras Adrian le ponía una mano en la cintura mientras con el dedo índice le acariciaba la mejilla con ternura, Flor estaba tan aturdida que no se daba cuenta de cómo se veía esa situación, pero para unos ojos color miel que estaba parado en la sala de estar no pasaron desapercibidas esas caricias.
***
Federico estaba cada vez más enojado, ¡que diablos hacia ese playboy con su mujer? ¿y en el cuarto de Clara y Matías?, ¡Dios! Él debía de subir para ver que es lo que estaba pasando en ese cuarto, pero antes de dar el primer paso, La rubia que lo acompañaba lo agarro del brazo mientras dejaba caer su cuerpo para que Federico pudiera ver su escote.
Él no la quería traer a Diana pero que podía hacer, ella lo había acorralado antes de salir de su oficina y no se le quería separar ya que antes habían quedado en salir, así que tuvo que traerla a fuerzas, pero nunca se espero que Florencia también viniera acompañada.
-Cariño, por que no vamos a bailar- le decía una Diana con voz melosa.
-no soy buen bailarín-
-entonces podemos ir a un lugar más íntimo-
Federico suspiro, necesitaba decirle a Diana que no quería estar con ella, sino con la persona que esta en el cuarto de arriba con un imbécil –Diana, no crees que es mejor que regreses a tu casa-
-pero si acabamos de llegar-
-lo sé, pero ¿no te sientes aburrida de estar con personas que no conoces?-
-bueno, estoy contigo-
Pero ahorita no soy una persona muy amable-
-nunca lo eres- soltó con una risita coqueta.
-bueno entonces te llamo un taxi para que te lleve a tu casa-
-¿qué?...pero yo creí-
-no, nena, nunca creas- y con eso le dio un pequeño beso en la nariz y salió a llamar al taxi que se llevaría a Diana
***
-bueno Flor creo que esto te caerá bien- le dijo su amiga Clara a una Flor que estaba muy pálida.
-en serio ¿ya te sientes bien?- Adrian le preguntaba mientras seguía acariciando su mano.
-si es solo un pequeño malestar en el estomago, todo pasara-
-¡Ay! Flor yo no se que decirte, yo quería que bueno tu y Fede…pero no pensé que él…-
-No te preocupes, Clara, con Federico ya se a que atenerme-
-Bueno es que yo pensé que con lo del bebé…- en ese momento volteo a ver a Adrian, el cual estaba con una cara que no se podía definir si era de sorpresa, impresión ¿o qué?-¡ay no! Volví a meterla enterita ¿verdad?- Clara estaba tan roja y apenada por lo que acaba de decir que a Flor le dio cierta ternura
-Amiga, no te preocupes, pero espero que no lo digas ni enfrente de Matías, ni de Federico-
-te lo prometo, cuídala bien Adrian, yo tengo que seguir recibiendo invitados-
-quédate todo el tiempo que quieras aquí, cariño- Flor asintió, mientras se recostaba en las almohadas y le ofrecía una sonrisa a Adrian.
-así que ¿no tengo ninguna posibilidad contigo?-
Florencia suspiro –lo siento, pero después de mi matrimonio fallido, no creo que vuelva a arriesgarme a otra relación-
-es injusto, no todos somos como tu esposo-
-no, solo la mayoría-
-bueno, entonces yo tendré que estar en la minoría-
-¡no! eso es peor-
-¿por qué?-
-ellos son los homosexuales-
Adrian la miro asombrado, para después romper en carcajadas a las que Florencia prontamente siguió.
Federico estaba escuchando la risa de aquellos dos y sentía como su sangre hervía, y recordaba como ellos compartían bromas antes y después de hacer el amor, la risa de su Florencia era refrescante para su alma, y ahora era para otro. ¡Oh no! Maldita sea, Florencia era sus esposa, era suya.
Adentro del cuarto Flor y Adrian seguían platicando, y riéndose con las ocurrencias que salían de los labios de ella, Adrian nunca se había sentido nunca de esa forma en compañía de una mujer, pero ella ya estaba comprometida, aunque estaba apunto de divorciarse se veía en sus ojos el reflejo del dolor que le causaba el separarse de su ser amado, tal vez en el transcurso del tiempo se podrían dar una oportunidad, pero por lo mientras tenerla como amiga le bastaba, un ruido en la puerta lo hizo levantarse de su lugar, tal vez era Clara con comida para su amiga y no podía entrar, pero para sorpresa tanto de la que estaba en la cama como el que fue abrir la puerta era otra la persona que estaba apunto de entrar.
-buenas tardes, Adrian-
-buenas tardes, Federico-
Florencia aturdida por la aparición de su marido, se recompuso rápidamente al escuchar que se hablaban con su nombre de pila.-¿se conocen?-
-claro que sí- le contesto un Federico irritado – ¿qué no te lo ha contado, entre las bromas que te hacia?-
La actitud de Federico la estaba sacando de quicio- no, no hemos tenido tiempo, y la verdad teníamos temas más importantes que hablar de ti-
Federico apretó la mandíbula, no podía creer que Florencia le hablara así –bueno entonces creo que no le has dicho que soy tu esposo ¿no?-
-futuro ex-esposo, no lo olvides-
-tú nunca te cansas de repetirlo, así ¿qué como podre olvidarlo?- Federico se encogió de hombros, mientras se acercaba a la silla que estaba cerca de la cama en donde esta Florencia –necesitamos hablar-
-¿no tienes que atender a tu amiguita?-
-ella se ha ido-
-si, de seguro a calentarte la cama-
-¡maldición, Florencia! Nunca vas a olvidar-
-¡no!-
Adrian que seguía en la puerta, no sabía que hacer si irse o dejarlos solos, aunque Federico era enemigo en los negocios, eso no quería decir que fuera una mala persona o que se atreviera a ponerle una mano encima a Florencia ¿o sí?, rápidamente borro esa imagen de él, si Florencia se había casado con él fue por algo, y por lo que escucho dedujo que fue una infidelidad de parte de él para que se separaran, por fin decidió salir del cuarto para dejarlos hablar tranquilamente, ¡si eso fuera posible!
Tosiendo se dirigió a Flor –bueno creo que veré como…mmm…diablos no se que decir, los dejo solos, cualquier cosa solo grita, cariño-
-¡sí! no te preocupes, gracias- Flor le sonrió y él se dio media vuelta.
-…cualquier cosa grita, cariño- lo arremedo Federico, como si yo fuera un golpeador.
Y Florencia para irritarlo más dejo escapar un suspiro, como si no hubiera escuchado a Federico – ¿no es un amor?- y con un gesto dramático se dejo caer en las almohadas.
-¿te gustan los playboys?-
-creo que no aprendo de mis errores ¿verdad?- y se le quedo mirando fríamente a Fede.
-¡yo no soy ningún playboy!- le dijo casi gritándolo
-¡Shh! Baja la voz, quieres no estas en tu casa como para armar tu jaleo-
Después de un incomodo silencio, Federico decidió tomar la batuta de la conversación.
-te ves mal, has comido bien-
-¿a que viene tanta preocupación?-
-¡eres mi esposa!-
-tu futura ex…-
-ya lo sé Florencia, no tienes que repetirlo como perico-
-bueno es que contigo es como andar con los niños, repitiéndoles las cosas hasta que entiendan-
-ya déjate de sarcasmos y responde mi pregunta-
-si papá Fede, he comido muy bien ¿alguna pregunta más?- Florencia le dedico una de sus sonrisas más gélidas.
-no se puede contigo-
-bueno, entonces te puedes retirar, y dile a Adrian que venga, por favor-
-¡no!, ese playboy no se acercara a ti, entendiste-
-de cuando acá tú me das órdenes a mí- eso último lo enfatizo con más vehemencia.
-desde que decidí que Adrian no es para ti-
-y supuestamente ¿cómo para quién soy?-
-¡para mí¡-
-jajajajá ¡por dios! Federico no me vengas con tonterías-
-no es ninguna tontería-
-no, en eso estoy de acuerdo, es una estupidez, después de lo que me hiciste-
-te he dicho miles de veces que lo siento-
-una disculpa para lo que hiciste es poco-
-¿y lo que me hiciste tu a mi?-
-¡yo nunca te engañe!-
-no, pero esa maldita obsesión que tenías con los bebés era insoportable, que es lo que no entiendes Florencia, te dije que podíamos adoptar, pero tú siempre estabas haciéndote esos malditos test, a veces me sentía que solo era tu semental, querías sexo para concebir, no querías hacer el amor con tu marido-
Flor sintió que el corazón la aprisionaba, Federico nunca le había dicho lo que sentía, ella creía que el tenia el mismo sueño de tener un bebé propio.
-nunca me dijiste nada-
-no quería romper tus sueños, pero a veces era frustrante cuando me llamabas solo por que estabas ovulando y necesitabas mi simiente, mientras que yo creía que era por que querías estar con tu esposo-
-y así era-
-y un comino, Florencia, acepta que tienes parte de culpa de lo que nos esta pasando-
-si acepto, que lo del embarazo se me fue de las manos, pero en cuanto leía los artículos de las nuevas formas de concebir, me alegraba tanto, pensé que no te importaría tanto después de venir con la noticia de que estaba embarazada-
-y eso era lo peor Florencia, cada vez que salía negativo te encerrabas en ti misma, ni siquiera me dejabas acercarme a ti ¿cómo creías que me sentía?-
-lo…siento, se que he errado, pero esa no fue razón para lo que me hiciste-
-y tú crees que yo no me odio cada día por lo que te hice, me levanto todos los días en ese maldito departamento añorando tu aroma, tu sabor, tu textura…-
Mientras Federico le decía todo esto se iba acercando a Florencia, su cara quedo a pocos centímetros de la de ella, y sin decir más palabra la beso, Florencia se resistía pero la insistencia de la boca de su marido hizo que se dejara llevar por las sensaciones que saltaban, y por fin abrió la boca para sentir el calor que emanaba de la boca de Fede, lentamente este se fue recostando encima de ella, profundizando así el beso, el gemido que soltó Florencia hizo que Federico hiciera el beso más fuerte, más sensual, más húmedo, mientras su mano se adentraba debajo del vestido para acariciar los muslos de su mujer, Florencia se acomodo debajo de él para que pudieran estar más cómodos.
Federico alzó la cara mientras contemplaba el rostro extasiado de su mujer, volvió a besarla pero esta vez el beso fue más pasional, Florencia solo podía gemir y acariciar a su esposo pero la ropa se le hacia cada vez más incomoda, Fede la incorporo un poco para bajarle el cierre del vestido y así poder besar lo que mas le gustaba de ella, sus senos, bajándole el corpiño Federico los contemplo, le parecieron un poco diferentes, estaban más llenos, y las pezones estaban con un color un poco más fuerte de lo normal y más grandes; no se detuvo a preguntarle que es lo que se había hecho, ya que entre los gemidos de Flor y los pezones erectos era una oportunidad que no podía perderse. Engulló uno de ellos y empezó a succionarlos, mientras Florencia gemía y se retorcía pidiendo más, la lengua de Federico hacia maravillas en sus pezones ya sensibilizados de por si, lo podía sentir en todo su ser como se deleitaba de ella, y en ese momento un dolor en el vientre hizo que diera un grito de dolor.
Federico rápidamente se separo de ella, para ver que sucedia, al verla al borde de las lagrimas, en posición fetal se asusto.
-Amor, ¿Qué te pasa?-
-Ambu…lan..cia-
-¡por dios que te pasa!-
Con lagrimas en los ojos Flor le contesto –estoy perdiendo al bebé-

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