viernes, 17 de julio de 2009

Para siempre capítulo 6

Florencia estaba sentada en una silla de estilo victoriano, de terciopelo rojo que tanto le encantaba, ese era uno de los regalos que le había hecho Federico en su tercer aniversario de bodas, ella había estado tan emocionada por ese presente que decidió darle las gracias haciéndolo sentarse en esa silla, mientras hacían el amor.
Ella dio un largo suspiro de eso ya habían pasado casi cuatro años pero lo recordaba también como cuando se quedo internada en el hospital por la amenaza de aborto de eso ya unos seis meses y todavía no se recuperaba completamente, después de salir del hospital, Federico decidió regresar a la casa que habían compartido, Sandy le había dicho que necesitaba compañía en los meses siguientes, y que mejor que él de su esposo. Él se comportaba con ella con educación y a veces con temor, aunque no sabía el ¿por qué?.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un pequeño golpe en la puerta, seguro era Federico que le llevaba la comida.
-Adelante-
-Buenos tardes, ¿Cómo te sientes hoy?-
-Bien-
-mmm…ya veo-
-no, no ves nada- soltó Florencia de repente.
-por favor, Florencia no empecemos-
-lo siento-
-yo también, pero por tu bien debes de estar calmada-
-ya lo sé, pero a veces estar encerrada me pone de muy mal humor-
-pero sabes que es por tu bien, todavía no estas totalmente recuperada-
-ya han pasado seis meses- Florencia no podía creer cuanto tiempo había pasado.
-pero pronto terminara todo, te recuperaras y podrás salir-
-si, no veo la hora en que pueda volver a mi vida habitual-
Florencia estaba mirando por la ventana, por lo que no vio la expresión de su marido, él creía que con sus atenciones y su cariño, podría recuperarla, pero se encerraba cada vez más en su caparazón y a veces era muy difícil romperlo.
-¿quieres jugar ajedrez?, haber si esta vez me ganas- eso solo era una puya para que ella saliera de su repentina hostilidad hacia él.
-siempre te he ganado, solo que tu haces trampa y parece que ganas- le dedico una sonrisa que hace tanto no veía y que hacía que su corazón latiera tan rápido y fuerte que parecía salirse de su camisa.
-bueno, iré por el, y esta vez te dejare ganar-
-vas a rogarme para que no te de una paliza-
-ya veremos-
Federico salio de cuarto de Flor con nuevas esperanzas, él sabia que tenia que ir lento, todo lo que había sufrido su mujer en estos últimos meses la habían hecho más frágil, pero él le había prometido no separarse de ella, pasara lo que pasara.
***
-buenas tardes, Sandy-
-no se que tienen de buenas, Mariano-
-¡uy! Hoy venimos de mal humor, que no te follaron como es debido-
-eres un maldito vulgar-
-perdón, la verdad es que no se que me impulso a decirte eso-
-yo, sí, a esa muñequita descerebrada que te hace compañía todas las noches-
-Valeria no es descerebrada-
-no ya lo veo, ese eres tú, ya que ni siquiera recuerdas que se llama Verónica-
-bueno, se parece en la “V” ¿no?-
Sandra estaba tan cansada de todo, ella ya sabía que no tendría una oportunidad con Mariano pero verlo saltar de cama, o mejor dicho sus mujeres eran las que saltaban a su cama, si no fuera por Florencia ella ya hubiera dimitido, pero en cuanto ella se repusiera, entonces diría adiós a todo a lo que la ataba a Mariano.
-Mariano, ¿no te cansas de toda esta situación?-
-¿de que situación?-
-De estar cada semana con una nueva mujer, a la cual no recordaras, ni su nombre, no estas cansado de siempre empezar de nuevo, el flirteo, el conocer a esa persona, el crearse una nueva historia- se sentó en su silla, para después masajearse las sienes.
Mariano había notado algo en Sandy últimamente, no sabía lo que le pasaba, pero este día ella estaba demasiado rara, por lo general nunca se metía en las relaciones que tenía con sus compañeras de cama, aparte sentía que en sus palabras había un poco de celos, corrían los rumores en el hospital de que ella estaba totalmente enamorada de él, pero eso era imposible, eran tan incompatibles, ella era atractiva y a veces pensaba en ella, en como sería tenerla debajo de él, sentir su piel ardiendo mientras lentamente se hundía en ella, ¡no! Ella era su colega, su amiga, no podía pensar en ella de esa forma.
-El próximo mes voy a dimitir-
Mariano, se le quedo viendo, no podía creer lo que estaba escuchando, ella era primordial para el hospital, era primordial para él que ella se quedara, ella era su bálsamo cuando estaba dolorido por alguna perdida de un paciente, ella no podía irse, él la amaba ¡¿AMABA?!, sí el la quería con todo su ser, todos los pensamientos anteriores de no poderla tener por que era su amiga quedaron obsoletos en cuanto le dijo lo de la dimisión, y le abrió los ojos.
-¡no! Tú no puedes dejar el hospital-
-nada me retiene aquí-
-¿y yo?-
-¿Tú? ¿Qué quieres decir?-
-sabes lo que quiero decir-
-no, no lo sé-
-creo que primero debería preguntarte ¿por qué quieres irte?-
-ya te lo dije, lo he pensando por mucho tiempo, Florencia es mi última paciente, y pronto estará recuperada de todo-
Mariano se acerco lentamente a ella, le levanto la cara con su mano, le dio un pequeño beso en la mejilla, después en la comisura de sus labios, para pasar después a ellos, el beso fue tierno y desesperado, lentamente los labios de Sandy se abrieron para darle entrada a la lengua de Mariano, el suspiro de ella dio pie a Mariano a alzarla de su silla para abrazarla y hacer el beso más profundo, así pasaron varios minutos hasta que tuvieron que separarse para poder respirar.
-no, no te iras-
Y sin dejarla decir algo salio del despacho dejándola confundida y aturdida. Su buscador sonó en ese momento al ver que el nombre de Florencia aparecía en la pantalla, salio corriendo de su despacho.
***
Flor estaba muy contenta de estar con su marido, había pasado mucho tiempo desde que ellos se la pasaban tan bien, pero aun así todavía existía el dolor en su corazón, aunque estos meses él había sido como el Federico que conoció, pero no se volvería hacer ilusiones, eso era algo que ella había aprendido, no volver a entregar su corazón.
-pensando en tu venganza-
-¿perdón?-
-te he ganado-
-eso no es cierto-
-claro que sí, solo ve el tablero-
-¿en qué momento me comiste a mi torre?-
-se ve que estas muy concentrada en el juego-
-¡me hiciste trampa! Eso fue lo que paso-
-¡ya! Admítelo soy un as en el ajedrez- Federico se limito a limpiarse los dedos en la chaqueta, como si el fuera un master.
-ya quisieras, solo que te aprovechas-
-si me aprovechara de ti, este juego lo hubieramos hecho más interesante-
Florencia frunciendo el ceño le pregunto –¿y como es eso?-
-una apuesta-
-¿de qué tipo?-
-de prendas-
Florencia empezó a reírse hasta que vio que Fede lo había dicho enserio-
-bueno, pues yo mmm…no juego a eso-
-¿miedo?-
-no, ¿de qué?-
-de que no resistiera la tentación de verte desnuda, tumbarte en el suelo y hacerte el amor, para después irnos a la cama y volverte hacer el amor hasta que supliques que parara-
Florencia se sonrojo de tal forma, que ha Federico le encanto, vio que su respiración era cada vez más rápida, eso quería decir que ella no era tan indiferente en cuanto a la pasión, esa seguía existiendo, tal vez todavía hubiera alguna oportunidad de no separarse, si jugaba bien sus cartas, Florencia seguiría con él, pero para toda la vida.
El reloj marcó las diez de la noche, las horas junto a Federico se hacían más rápidas cuando jugaban, pero esa noche se sentía muy cansada, su espalda esta un poco adolorida, tal vez por las horas de haber estado sentada en la misma posición.
-¡uff! Creo que me voy ya a recostar-
-¿te sientes mal?-
-solo un pequeño adormecimiento, pero debe de ser por estar sentada tanto tiempo-
-esta bien, sabes que no debes hacer mucho esfuerzo-
-ya lo sé-
-bueno, recojo esto y te traigo un té, para que puedas descansar-
-gracias, creo que si lo necesito-
-anda, acuéstate cariño, ahora vengo- Florencia se le quedo viendo en ese momento, Federico sabía que es lo que la había aturdido, antes de que se empezara a desmoronar su matrimonio, él siempre trabajaba en su despacho unas horas antes de irse acostar y solo para molestar a su mujer la dejaba irse a recostar sola no sonantes decirle “acuéstate cariño, ahora vengo” para que cinco minutos el estuviera encima de ella haciéndole el amor.
Rompiendo el silencio Florencia decidió, acostarse en la cama, y decirle que su té lo quería de manzanilla, a veces era tan doloroso estar cerca de él, quería tocarlo, besarlo, sentirlo, pero la herida seguía abierta en su alma.
Federico regreso al cuarto con la taza de té, se lo dio a Florencia y mientras tomaba un sorbo, él la contemplaba.
-mmm… ¿tengo algo?- Florencia se toco el pelo para ver si estaba despeinada.
-no, solo te contemplaba-
-¡oh!- Florencia se tomo el resto del té y poniéndolo en la mesilla de alado de su cama se recostó en las almohadas, que estaban acomodadas de tal forma en la que Florencia no pudiera tener ninguna molestia. –Creo que ya tengo que dormir, mañana será un día muy duro-
-si, eso creo- Federico se paso una mano por la cabeza –Flor-
-dime-
-será que…que pueda darte un beso de buenas noches-
Florencia se paralizo por un momento, pero que de malo había en un beso ¿no?, en el momento que asintió, Federico casi corrió cerca de su cama para darle ese beso, fue muy suave apenas había rozado su labios pero para los dos fue como una carga eléctrica, ninguno podía dejar de verse en los ojos de otros, es como si ese momento no existiría. De repente Florencia jadeó, y se recostó un poco más en las almohadas, Federico se acerco más a ella para ver que es lo que sucedía.
-¿Qué sucede?-
-Llama una ambulancia-
-¡oh no! otra vez-
-¡sí!...acabo de romper bolsa…vamos a tener un bebé-
Federico salio corriendo de la habitación pero esta vez feliz, por que pronto tendría a su hijo en brazos.

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