lunes, 20 de julio de 2009

Para siempre capítulo 9

-Odio estar en cama- Florencia le reclamaba por quinta vez ese día a Federico, desde que había salido de la clínica no había momento del día en que Florencia no se quejara, que si estaba entumida, que le dolía la espalda, que quería caminar, etc. Pero Federico no la dejaba sola ya que Sandy le dijo explícitamente que por ningún motivo se tenía que levantar de cama.
Federico movió cielos y mares para estar casi todo el día en casa con sus tres tesoros, los cuales a veces lo desesperaban Flor quejándose, y los gemelos llorando por que tienen hambre, hay que cambiarlos, si con uno es difícil ahora con dos más.
Pero Federico los adoraba a los tres, pero amaba más a ese ser que en este momento se estaba levantado y que en cualquier momento empezaría a gritar se decía a si mismo Fede.
-¡Acuéstate!-
-¡no!, no eres mi padre-
-no, soy tu marido-
-¡já!, si como no-
-eso que quiere decir-
-que pronto serás mi ex…-
Federico salio de la habitación dando un portazo, Flor nunca se había esperado esa reacción, ¿pero que quería?, que aunque la estuviera cuidando se iba a olvidar de lo que paso. Sí le estaba agradecida por ello, y por atender en este momento a Margarita y a Erick pero hasta ahí, de igual forma no separaría a los niños de su papá, pero entre ellos nada, absolutamente nada cambiaria; Florencia trato de nuevo de incorporarse, en ese momento se abrió la puerta de nuevo.
Federico agarro la silla mas cercana, la dejo a un lado de la cama mientras recostaba de nuevo a una Florencia furiosa, le entrego unos papeles y tomo asiento.
-¿Qué es esto?- Le pregunto Florencia
-Lee- Fue todo lo que Fede le contesto
Florencia empezó a leer, se dio cuenta de que era desde el encabezado de página “DEMANDA DE DIVORCIO”.
-mmm…¿y?- pregunto de nuevo Florencia.
-quieres que sea tu ex – marido, firma ahora-
-¿Por qué te haces esto?-
-tu misma lo estas haciendo, Flor, tú lo pediste, ahora fírmalo-
-¿y tú no tuviste nada que ver?-
-¡no!-
-¿Cómo que no?, si no mal recuerdo tu me fuiste infiel, créeme puede que haya pasado unas semanas en el hospital, pero eso no me hizo tener amnesia-
-Lo que pasa Florencia, es que la confianza entre nosotros se ha perdido, no crees ni una palabra de lo que te dije, de lo que realmente sucedió-
-por favor Federico, me quieres decir que pasaste la noche con esa… esa mujer y solo dormiste tan tranquilo como un bebé, permíteme que lo dude-
-eso es lo que pasa Florencia, tu ya no me amas, y por lo mismo no puedes confiar, ¿tengo razón?-
Florencia aparto la mirada de su marido y la enfoco en el paisaje que se veia a través de la ventana, ella aun lo quería, pero ese cuento chino de que no paso nada entre ellos, era tan difícil de creerlo.
Federico aprovecho ese momento para recostarse a lado de su mujer, esta inmediatamente se puso rígida, su cuerpo aun la seguía traicionando, Federico la jalo tiernamente a su costado para acomodarla entre sus brazos, como varias noches había soñado.
-Se que no crees en mi palabra, pero es cierto lo que te conté, yo de igual forma me quede sorprendido, esa noche estaba muy borracho para recordar que fue lo que sucedió, pero me he sentido fatal, se que te hice daño, que nos hicimos daño, nunca hablamos de nuestros problemas, y eso fue cada día más grande, cuando estabas en el hospital y te vi en el quirófano con tanta sangre alrededor tuyo, creí morirme, no creo que hubiera podido vivir sabiendo que tu no estarías a mi lado, criando a nuestros hijos, viéndolos crecer y educándolos.- Federico le alzo la cara para que lo mirara a los ojos, Florencia tenia los ojos empapados en lagrimas, eso fue algo más que a Federico le dolió –Te amo, Flor, siempre lo he hecho, tu eres toda mi vida-
Florencia no pudo más y rompió en llanto, ella le creía a su marido, pero tenían que volver a levantar su confianza como pareja, tenían que volver a empezar, Dios les estaba dando una segunda oportunidad, había que aceptarla.
-yo también te amo. Federico, siempre lo he hecho, pero tenemos que volver a empezar-
-lo sé, amor, se que será difícil, pero podremos seguir adelante, con nuestros hijo, Te amo Florencia-
Florencia decidió en ese momento demostrarle cuanto lo amaba en ese momento, pos sus labios sobre los de él, dándole pequeños golpes con la lengua, sabía ella muy bien que eso lo excitaba, y lo confirmo al sentir sobre su vientre la prueba indiscutible del miembro de Federico preparándose. El beso se intensifico más cada segundo, sus lenguas se encontraron en un punto intermedio donde solo las separaba el alejarse para tomar aire, las manos de Federico vagaron por el cuerpo de su esposa, lentamente quitándole el camisón que en esos momentos tenia, lo fue quitando lentamente hasta que sus senos quedaron al descubierto, estos estaban más grandes, las aureolas eran más oscuras y se veían tan suculentosas que Federico no tardo en engullirla por completo, Florencia se movía sensualmente sobre su marido mientras este seguía prendado en sus pechos, los dos sabían que no podían terminar, ya que Flor estaba todavía convaleciente, pero a ellos les gustaba experimentar otras formas de amarse.
Lentamente para no lastimarla Federico la posiciono debajo de él para así poder deleitarse con el cuerpo de su mujer –no te muevas- le susurraba Federico, pero habían sido tantos meses de abstinencia que Florencia no paraba de arquearse.
En ese momento Federico abrió el cajón de la mesilla y saco unas cintas de terciopelo color rojo, agarro la mano de su esposa y la amarro a la cabecera, Flor salio de su estupor y se le quedo mirando a su marido.
-confía en mí- Federico le dio un suave beso mientras amarraba la otra mano.
Florencia no razonaba en ese momento, solo sentía y era lo mejor que le había pasado, por eso le encantaba su marido, siempre sabia como satisfacerla, los pensamientos quedaron en el abismo cuando Federico paso la lengua por el ombligo ella sabía a donde se dirigía pero antes de que llegara al punto exacto, él la torturaría y así fue como lo hizo, poso labios, lengua, dientes, manos sobre todo el cuerpo de ella, sin llegar al punto más sensible. Flor no podía parar de gemir y de pedir que la aliviara pero aun así Fede disfrutaba de torturarla hasta que llego a ese lugar escondido entre sus piernas, fue abriéndola poco a poco mientras su boca jugueteaba en el monte de Venus para pasar a lamer desde abajo hacia arriba lentamente, sus dientes mordían tiernamente su sexo, su lengua salía y entraba absorbiendo cada vez más la humedad que emanaba de Flor, sentía su orgasmo venir, pero Federico lo paro para pasar otra vez su lengua, matándola de placer, e iniciando el ascenso hasta que por fin llego al botón de su feminidad, el cual absorbió con su boca, chupándolo y mordisqueándolo hasta que el eminente éxtasis llegó.
El grito que soltó Florencia fue de lo mas estridente, se sentía partir en dos, sentía cada fibra de su ser, como su sangre golpeaba en todo su cuerpo, olas de placer repartiéndose por cada extremo de su alma, por fin sintió el fin de esto, su cuerpo languideció dejándola en la más exhaustiva calma, sus ojos se cerraron en la más dichosa felicidad.
Federico desató las manos de Flor de la cabecera, con una sonrisa triunfal, al ver que su mujer dormía placidamente, el todavía seguía excitado pero ya cuando se recuperara y despertara su mujer se lo cobraría y con creces, la abrazó y tapándolos con la colcha le susurro al oído cuanto la amaba.
***
-creo que ahora no te iras- le dijo triunfalmente Mariano a Sandy después de haberle hecho el amor.
-¿Por qué piensas eso?-
Mariano volteo a ver a Sandy la cual estaba boca abajo con las sabanas enredadas en las piernas por su juego amoroso.
-solo lo sé-
-o sea, que tú crees que por que acabamos de encamarnos, no me voy a ir-
-no, nos encamamos-
-bueno, llámalo como sea, pero no eres mi dueño-
-Sandy, por favor, no te puedes ir en este momento-
-mira Mariano, esto que sucedió con nosotros no es motivo para quedarme-
-¿Por qué no?-
-porque pronto seré una aventura más eso créeme que lo sé-
-y si te dijera, que no te quiero solo para una aventura-
-eso tendría que tener pruebas-
-un bebé, ¿no sería una prueba suficiente?-
-que dices- Sandy en ese momento se levanto, dejando expuesto la parte de arriba, algo que a Mariano le encantó ya que su boca empezó a sondear sus pechos.
-mhum…un bebé, sabes que no hemos utilizado ningún método, algo imperdonable en unos médicos reconocidos como nosotros- este le decía mientras su boca encontraba el pezón duro e inhiesto
-yo…lo sé, pero no hay peligro de embarazo-
Mariano le jaló el pezón con los dientes, y esta dio un pequeño grito
-me sorprende, doctora, siendo ginecóloga, que no sepa que los métodos naturales son obsoletos, aparte usted no es la que se ha quedado embarazada-
-¿ah no?, supuestamente ¿quién quedo embarazada?-
Marino cubrió el cuerpo de Sandy, mientras con las rodillas le abría las piernas, de un solo movimiento la penetró.
-yo soy el embarazado, cariño, ahora si que te tienes que casar, me has quitado mi doncellez-
Sandy no podía reír por lo que acaba de decir Mariano, ya que la estaba martirizando con sus movimientos
-más rápido, Mariano-
-¡no!-
-¡sí!-
-dime que me pedirás matrimonio-
-¿qué?- Sandy abrió los ojos y se quedaron prendados inmediatamente en los de Mariano.
-pídeme que me case contigo-
-esto no puede, yo no quiero ca…-
Marino entonces hizo los movimientos más lentos, estaba poniendo todo el esfuerzo del mundo en ir lentamente, ya que lo que quería era ir más rápido, Sandy al sentirlo empezó a quejarse y a quererlo atraer, pero el la agarró de las manos, mientras la penetraba lentamente le decía que le pidiera matrimonio, hasta que Sandy le hizo la pregunta.
-Mariano, tú quieres…¿quieres casarte conmigo?-
La sonrisa que le dedico Mariano, la llevo casi al orgasmo –pensé que nunca me lo pediría, MD. Sandy, creo que lo pensare-
-¡no! Maldita sea, quiero una respuesta ahora- casi le gritaba, ya que estaba empezando a frustrarse con los movimientos de Mariano, que después de un segundo cambiaron haciéndolos más rápidos, este la abrazó mientras le susurraba que le encantaría ser su esposo y que su respuesta era sí.
El éxtasis llegó arrastrándolos a una letárgica encantadora.
***
Florencia sintió de repente frío, eso hizo que se despertara, tenía vagos recuerdos de lo que había pasado, pero no estaba segura, momentos después vio que Federico entraba casi desnudo, con sus hijos en brazos.
-buenas tardes- le dijo Federico mientras le daba a Margarita a Florencia.
-ya es hora de su comida-
Antes de que Federico le contestara Margarita había encontrado el pezón de su madre que inmediatamente empezó a mamar, Fede rio y se encogio de hombros.
-no los escuche- dijo una Flor apenada.
-no lloraron, por eso fui a verlos, y estaban solamente inquietos en su cuna, pero ya es hora de que les dieras de comer-
-mhum- Florencia no le dijo más ya que se quedó admirando como la boquita de su hija mamaba con avidez, mientras cerraba los ojitos, para volver a dormirse, la idea de tener una tercera cuna, fue algo que agradecía Florencia a Federico infinitamente ya que por lo general podía dejarlos dormir cómodamente hasta que Federico se los llevaba a sus respectivos lugares.
Federico le quitó a Margarita la cual estaba más que satisfecha, para pasarle a Erick, era incomodo, a veces que Federico la viera como le daba pecho a sus hijos, pero la mirada que le dio en ese momento no era nada intimidatorio. Erick igual que su hermana encontró el pezón y empezó a mamar, pero no se conformo solo con mamar, sino que también decidió tocar, y su manita se fue directo a jugar con el pezón del otro pecho, algo que hizo reír a sus papas.
-digo ¿a quién se parecerá?- le pregunto Flor a su marido con una enorme sonrisa.
-a mi no me veas-
-mmm…con que no-
-no, por que yo en este momento no solo estaría besando tus pezones- y para hacerlo más explicito, coloco una de sus manos en su sexo para sobarlo.
-creo…creo que Erick ya…termino-
Federico vio a su hijo el cual estaba completamente dormido, pero con la boquita aun en el pecho de su mamá; lentamente se lo quitó para dejarlo en la cuna, y antes de que Flor se limpiara el la agarró de las manos y empezó a limpiarle concienzudamente la leche que se había derramado.
-mmm… delicioso, ahora se por que a nuestros hijos les gusta tanto esto-
-Fede, ¡oh! Fede, ¡si! Ahí-
Eso solo fue el detonante para que Federico recostara nuevamente a su mujer para volver a disfrutar de su cuerpo.

1 comentarios:

kenia on 21 de julio de 2009, 8:18 dijo...

Mademe!!muy bueno el capi ..
oyes no pones final asi que me imagino q ahi no queda, o si?¿

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